LITTLE MUSICAL BOX
- katerinaapril
- 3 sept 2016
- 2 Min. de lectura

"La encontré, después de veinte años, nunca pensé que estaría aguardando el momento en que la encontrara. Tenía por encima mucho polvo y yo estaba emocionado como un niño cuando recibe el regalo de los reyes magos. La abrí y como los dulces besos de buenas noches, recordé una vieja melodía. Ha pasado tanto tiempo que tal vez el sentimiento hacia mi cajita de música esté embellecido por la memoria de lo irrepetible.
Pero me sigue sonando igual, sigue sonando esa melodía que me acunaba como un niño sin refugio, esa melodía que me tranquilizaba en días de tormenta, o como la voz de aquel que supo escuchar mis llantos. Aunque, algo ha cambiado. La abro con la misma emoción con la que la abría antes… Pero esa melodía que tiempo atrás me relajaba, ahora solo es una canción sin sentido con un ritmo y una voz, que no me traen sentimientos.
Lucho por sentir lo que antes sentía, lucho por recordar lo que era ser un niño. Nada. A pesar de mis intentos, no siento lo que un día sentí. ¡Que decepción! Saber que aquella melodía solo está en mis recuerdos y que no podré volver a abrirla y convertirme en ese niño que dejé tiempo atrás. Tal vez, lo que más me emocionaba de mi caja no era su música. Tal vez, lo único que quería era volver a sentir lo que es tener esa fuerza dentro, esa alegría que tiene un niño, ese entusiasmo por conocer lo desconocido. Ya no la siento. Vivo rodeado en una rutina, sin descanso, de gente que solo quiere sacar provecho de mí. Y creí que después de veinte años, era posible revivir las emociones más agradables de mi infancia. Emociones que solo viví junto a esa cajita de música, pero es imposible, y aunque sea solo por un instante ya no soy aquél niño que dejé, he crecido, he aprendido, he madurado y ahora las cosas son más frías de lo que en aquel entonces me parecían.
Durante mi niñez siempre soñé con ser adulto, un adulto libre, sin responsabilidad alguna y con derecho a todo. Esa cajita guarda cada uno de mis sueños, sueños que con el tiempo dejé de perseguir. Me transformé en una máquina sin sentimiento alguno y sin ganas de vivir nuevas aventuras y soy consciente de que si ahora mismo me pudiera observar el niño que un día fui, estaría decepcionado conmigo. Sinceramente y a pesar de lo orgulloso que estoy de mis logros, yo también puedo decir que nunca imaginé que acabaría viviendo en una casa enorme y vacía, que acabaría trabajando en una simple oficina y que día tras día hiciera lo mismo y sin cometer ningún tipo de riesgo. Me observo en el espejo y ya no logro reconocer quién soy y miro la cajita de música y lo único que me viene a la cabeza son todos y cada uno de mis propósitos, propósitos que me prometí que cumpliría. Y me miro por última vez en el espejo y solo veo un hombre cuya única promesa no cumplió, la promesa de ser feliz."
K.
Comentarios